Una reforma histórica en la Ley Federal del Trabajo (LFT) está en discusión en México, con la posibilidad de reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales. Esta medida, contemplada en el artículo 71 de la LFT, busca mejorar la calidad de vida de los trabajadores al ofrecer más tiempo para actividades personales y familiares. De aprobarse, México se alinearía con estándares internacionales de trabajo, dejando atrás uno de los horarios más extensos de América Latina.
Además de la reducción de horas, se plantea agregar un día más de descanso semanal, lo que permitiría una jornada laboral de cinco días y dos días de descanso. Según expertos, este cambio podría aumentar la productividad de las empresas al generar trabajadores más descansados y motivados. Sin embargo, también se señala que será crucial para las empresas ajustar sus procesos operativos sin afectar la calidad del servicio o la producción.
La reforma ha generado un amplio debate. Mientras organizaciones sindicales la respaldan como un avance significativo en los derechos laborales, algunas cámaras empresariales expresan preocupación por el impacto económico. Señalan que reducir horas sin una estrategia clara podría aumentar los costos de operación y afectar la competitividad de las empresas, especialmente las pequeñas y medianas.
Legisladores han señalado que esta reforma podría ser aprobada en 2025, aunque su implementación dependerá de un análisis exhaustivo que considere las necesidades de los sectores productivos y laborales. Además, se prevé un periodo de adaptación para que las empresas puedan cumplir con las nuevas disposiciones sin contratiempos.
Este cambio forma parte de una tendencia global hacia jornadas laborales más cortas, como lo han hecho países como Islandia y Suecia, que han demostrado beneficios tanto para los empleados como para las empresas. La reforma representa un paso hacia una mayor armonía entre la vida laboral y personal en México.