Jesús María Tarriba, recién nombrado primer ministro de México, asumirá un papel crucial en la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum. Tarriba, economista de formación y con una amplia trayectoria en la función pública, será el encargado de coordinar las políticas internas del gobierno, asegurando que se ejecuten las reformas necesarias para cumplir con la agenda de la Cuarta Transformación.
Entre sus principales funciones estará la supervisión de los planes económicos del país, una tarea de gran relevancia en un contexto de recuperación post-pandemia. Tarriba deberá gestionar los programas sociales, la inversión en infraestructura y las reformas laborales que buscarán mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora. Su cercanía con el sector empresarial también será clave para fomentar la colaboración público-privada.
Otra de sus prioridades será la política exterior, donde México buscará fortalecer sus relaciones con América Latina y diversificar sus lazos comerciales con Asia y Europa. Tarriba tendrá que gestionar con habilidad las tensiones internacionales, en especial con Estados Unidos, el principal socio comercial de México, en temas como migración y seguridad.
El nombramiento de Tarriba ha sido bien recibido por diversos sectores, que ven en él a una figura conciliadora y con gran capacidad técnica. Su liderazgo será determinante para el éxito del nuevo gobierno, que enfrenta grandes expectativas de cambio.