Balón Cuadrado
Jesús Yáñez Orozco
Se antojaba impensable que la mafia del balón utilizaría el sentido común y, ante el clamor generalizado –mirado con una delgada pátina de optimismo–, terminaría por desafiliar al equipo Querétaro, como se había especulado.
Obvio: jamás iba a ocurrir, por obra y gracia del cartel de la pelota.
Seguro que, de mirar lo que ocurre en el futbol mexicano El Padrino, Vito Corleone –cuya película cumple 50 años–, debe estar muerto de risa en su ataúd.
Porque en un hecho vergonzoso –espejo de la impunidad que tiene roto, hecho jirones al país–, los zares del futbol en México determinaron sanciones de comedia bufa, delirante carcajada, tras el infierno que se vivió el sábado pasado en el Estadio Corregidora que dejó un saldo de casi 50 heridos y no 26, como se anunció oficialmente.
Y que tres días después sigue dando la vuelta al mundo.
Y, también de risa, 72 horas después sólo había 10 detenidos.
También se soslayó –en la junta urgente de los propietarios de clubes– un secreto a voces: que todas las barras del balompié nacional –en mayor o menor medida– están infiltradas por grupos de la delincuencia organizada hace dos décadas. Y que detonaron los tristes hechos en La Corregidora. De acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, esos facinerosos controlan 30 por ciento del territorio nacional: unos 700 mil kilómetros cuadrados.
Y que se recuerde, nunca, en más de un siglo de historia de este deporte, se habían anunciado medidas caricaturescas, patéticas, que insultan la inteligencia del aficionado, por parte de los dueños de la pelota.
Cuando los verdaderos responsables –directa o indirectamente— de la entelequia de futbol hace más de 60 años –y que vimos como corolario lo ocurrido este sábado– tiene nombres y apellidos, y a quienes yo acuso, porque emulan a Vito Corleone:
La dinastía Azcárraga – Emilio I, II y III, Vidaurreta, Milmo y Jean—, propietaria de Televisa y América, y hace dos décadas de la mano de Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV-Azteca y el equipo Mazatlán, con una fortuna cercana a los 15 mil millones de dólares, empresario consentido del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ellos, y sólo ellos, alientan la «porquería» –como llaman en redes sociales– de futbol que padecen los aficionados, en colusión con el poder en turno: PRI, PAN y Morena. Y porque desde tiempos inmemoriales priman el negocio por encima del deporte. Los resultados saltan a la vista.
No se olvida cómo Emilio Maurer, entonces presidente de la Primera División, en 1993, fue encarcelado por haber arrebatado el control del balompié local a Televisa. Pasó 12 horas en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México, acusado del delito de fraude, que se fraguó en las oficinas de Televisa.
Desde entonces nadie ha osado hacer algo similar.
Hace unas horas los títeres de Azcárraga-Salinas –Yon de Luisa y Mikel Arriola, presidentes de la Federación Mexicana de Futbol y Liga MX, respectivamente–, dieron una histriónica conferencia de prensa para anunciar, con fuegos pirotécnicos, “decisiones históricas” ante los “terribles acontecimientos”.
Risas, por favor.
La víspera anunciaron la pomposamente llamada “asamblea extraordinaria” de dueños: teatro guiñol.
Llama la atención –y a la vez preocupa– que entre las “decisiones históricas” Querétaro sea devuelto a Jorge Hank Rhon, titular original de los derechos de afiliación del club Querétaro, dueño de la casa de apuestas Grupo Caliente que patrocina a la Liga MX. También posee a Xolos de Tijuana, Dorados de Sinaloa de Liga de Expansión, un hipódromo y un galgódromo en esa ciudad fronteriza.
Y que como Grupo Pachuca –dueño de Tuzos y León—y Grupo Orlegui –propietario de Santos y Atlas— alienta la multipropiedad que prohíbe la FIFA.
A Jorge Hank, incluso, versiones periodísticas, los vinculan con grupos de la delincuencia organizada en México.
Aunque De Luis y Arriola le piden que “tome la administración para garantizar su funcionamiento con la condición de que lo ponga en venta para que la misma se lleve a cabo durante este año 2022”.
Equivale a pedir que el diablo administre la parroquia de mi barrio.
En caso contrario, aclaran, “será la Liga Mx la que asuma la responsabilidad de asignar el certificado de afiliación”.
Va el resto de las obtusas medidas anunciadas:
+Gallos Blancos tendrán que jugar un año a puerta cerrada sus encuentros como local en una nueva sede, así como pagar una multa de un millón y medio de pesos.
+La actual administración del conjunto queretano, integrada por Gabriel Solares, Adolfo Ríos, Greg Taylor y Manuel Velarde, fue inhabilitada por cinco años de cualquier actividad relacionada con cualquier club afiliado a la Federación Mexicana de Futbol (FMF).
+El equipo femenil de Gallos Blancos, así como las fuerzas básicas, también jugarán a puerta cerrada sus partidos como local durante un año en una nueva sede.
+El grupo de animación del Querétaro no podrá asistir durante tres años a partidos como local, y un año en calidad de visitante.
+Y se impondrá multa de millón y medio de pesos a la directiva de Gallos.
+Además, perderá el partido ante Atlas, correspondiente a la Jornada 9, por un marcador de 0-3.
Más risas.
En lo que se refiere al grupo de animación del Atlas, éste quedó vetado de asistir por seis meses a encuentros de su club en condición de visitante.
Además, Arriola anunció que las personas encontradas culpables por los hechos ocurridos en el estadio La Corregidora quedarán vetadas de por vida del futbol mexicano, por lo que nunca podrán volver a entrar a ningún estadio.
Seguro tiemblan de miedo.
Y se cortan las venas con hojas de lechuga.
Gallos desplumados
En 2004 el equipo fue despojado de la franquicia, junto al Irapuato, bajo la sospecha de la Federación Mexicana de Futbol acerca de que el entonces dueño de los dos equipos, Tirso Martínez, tenía nexos con el crimen organizado.
De modo que, en aquél año, la competencia en primera división se redujo de 20 a solo 18 equipos.
En 2013, Querétaro descendió de la primera división luego de ser superado en puntos justamente por Atlas, equipo con el que se disputaba la permanencia en el máximo circuito.
Sin embargo, los problemas económicos que arrastraba la directiva de Jaguares de Chiapas obligó a la Femexfut a desafiliar al equipo y la franquicia fue adquirida por el empresario Amado Yáñez, dueño de Oceanografía, quien la trasladó a Querétaro, para que esta plaza conservara el equipo de futbol.
Un meme barnizado de sorna en redes sociales resume esta grotesca comedia del balón:
“Cancelen todo el futbol mexicano de todos modos está bien culero” –horripilante.
Y sí.
(Con información del diario La Jornada y del portal infobae.com)