Desde que asumió la presidencia en octubre, Claudia Sheinbaum ha reiterado su compromiso de convertir a México en un país soberano en materia energética. Su visión se centra en producir y refinar todo el combustible que se consume dentro del territorio nacional, con el objetivo de reducir la dependencia de las importaciones y fortalecer la autosuficiencia. Sin embargo, este ambicioso proyecto enfrenta serios desafíos.
Uno de los mayores retos es la refinería Dos Bocas, un proyecto emblemático del gobierno anterior que busca aumentar la capacidad de refinación de Petróleos Mexicanos (Pemex). Sin embargo, la refinería ha enfrentado sobrecostos, retrasos y cuestionamientos sobre su viabilidad económica y ambiental. Resolver los problemas de este megaproyecto será crucial para cumplir con los objetivos energéticos del país.
Por otro lado, Pemex se encuentra en una situación financiera delicada, con una deuda que supera los 100 mil millones de dólares y una producción en declive constante. Este panorama complica aún más las aspiraciones de Sheinbaum, quien deberá equilibrar las inversiones en infraestructura energética con la necesidad de sanear las finanzas de la petrolera estatal.
Además, el contexto internacional añade una capa de complejidad. Las tendencias globales apuntan hacia una transición energética basada en fuentes renovables, lo que podría entrar en conflicto con los planes de expansión petrolera de México. Los expertos señalan que el país deberá encontrar un equilibrio entre aprovechar sus recursos fósiles y adoptar energías limpias para mantenerse competitivo.
En este escenario, la gestión de Claudia Sheinbaum será determinante para definir el rumbo energético de México. Sus decisiones no solo impactarán la economía nacional, sino también la posición del país en el contexto global. La atención estará puesta en cómo enfrentará estos retos para cumplir con su promesa de soberanía energética.