El senador Ricardo Monreal Ávila llamó a impulsar los compromisos internacionales, no sólo para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania, sino para impedir que conflictos como éste escalen en el mundo y se corra el riesgo de que se utilicen armas atómicas o nucleares.
La suscripción de acuerdos de desarme nuclear -enfatizó el senador en un artículo que publicó en su página oficial-, sigue siendo un tema esencial para la estabilidad mundial.
En la actualidad existe una falta de compromiso por parte de las potencias nucleares para el desarmarse, dijo, lo que aumenta, sin duda, el riesgo de que otros países adquieran ese tipo de armas, así como la posibilidad del uso de la energía nuclear con fines terroristas.
Poner fin a las guerras, subrayó el senador, implica compromisos y acuerdos, así lo ha demostrado la historia, “pero la vulnerabilidad mundial está expuesta y para evitar una fatalidad, se requiere la reducción de riesgos que evite el peligro evidente de una posible destrucción asegurada”.
Ricardo Monreal afirmó que todos y todas debemos demandar a todos los países, que se apliquen normas internacionales vinculadas con la no proliferación de armas atómicas y nucleares.
La postura de la Organización de las Naciones Unidas es que nada puede justificar el uso de este tipo de armamento, y así lo ratificó la representación diplomática de México ante el Consejo de Seguridad de la ONU, al exponer la gravedad y las posibles consecuencias de un accidente radiológico.
“Como ciudadano global, mi compromiso es con la paz, y mi preocupación se extiende a la incidencia de este conflicto en futuros esquemas de cooperación hacia la estabilidad mundial”.
Lo anterior, agregó, no sólo incluye el control de todo tipo de armamento, armas pequeñas, nucleares o químicas, sino el combate al terrorismo, a los ciberataques y, en suma, a cualquier acción que ponga en riesgo la seguridad de la humanidad.
Ricardo Monreal dijo que los esfuerzos para reducir un posible riesgo, por el mal uso de armas nucleares, ha sido una constante mundial que requiere de obligaciones de todas las partes y su permanencia en el tiempo, pues está en juego la seguridad global.
“La sola existencia de armas nucleares siempre ha puesto al mundo en vilo. El enorme poder destructivo de este tipo de armamento y sus impactos negativos para la humanidad y el medio ambiente, son parte de los acontecimientos más oscuros de la historia moderna”.
La reciente invasión de Rusia a Ucrania y la orden del presidente ruso, Vladímir Putin, el pasado 27 de febrero, de activar, “en modo especial de combate”, su arsenal nuclear, nos lo ha recordado, dijo el senador.
Nos lo recuerdan también, añadió, los catastróficos eventos de 1945 en Hiroshima y Nagasaki, Japón; así como los accidentes en las plantas nucleares de Chernóbil, Ucrania, en 1986, y Fukushima, Japón, en 2011, los sucesos más graves registrados hasta el momento con el nivel máximo en la Escala Internacional de Eventos Nucleares.
La Asociación de Control de Armas estadounidense, refirió el legislador, estima que existen 13 mil 80 ojivas nucleares en el mundo, y que 90 por ciento de ellas pertenecen a Rusia y la Unión Americana, con más de seis mil 200 y cinco mil 500, respectivamente.
La Federación de Rusia, como heredera nuclear de la antigua Unión Soviética, es el país con el mayor arsenal de ese tipo en el mundo, tanto en activo como en reserva.
Debido a lo anterior, la conciencia colectiva hacia los usos y consecuencias de la energía nuclear han concretado acciones bilaterales y multilaterales, con el objetivo de encaminar el uso de esta energía hacia fines pacíficos
Un claro ejemplo de estos esfuerzos es el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco, 1967), impulsado por el diplomático mexicano Alfonso García Robles, quien fue Premio Nobel de la Paz, en 1982.
Este instrumento define su zona de aplicación sobre una superficie mayor a los 20 millones de kilómetros cuadrados y compromete a los 33 países latinoamericanos y caribeños a prohibir la investigación, diseño, desarrollo, ensayo, adquisición, emplazamiento y posesión de armas nucleares, sin obstaculizar el uso de la ciencia y la tecnología nuclear con fines pacíficos.
Entre otros antecedentes, Monreal Ávila recordó que, en enero de 2021, entró en vigor el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, como acuerdo que complementa los instrumentos internacionales vigentes, y como único compromiso vinculante de desarme.
Dicho instrumento internacional prohíbe, en todas las circunstancias, usar o amenazar con usar armas nucleares u otros dispositivos explosivos de esa clase; también proscribe su desarrollo, ensayo, producción, fabricación y adquisición.
Además, reconoce la asistencia a las víctimas y la restauración del medio ambiente, por los daños causados por el uso y ensayo de armas nucleares.
Sin embargo, señaló el legislador, Estados Unidos, Rusia, China, Corea del Norte, Francia, India, Israel, el Reino Unido y Pakistán no forman parte del tratado, y algunos países han manifestado abiertamente que no tienen intenciones de sumarse.