El peso mexicano comenzó la semana con una caída frente al dólar, alcanzando los 19.36 pesos por unidad, lo que representa un retroceso del 0.45%. Esta disminución se da en un contexto de incertidumbre global, principalmente por los temores de una desaceleración económica en Estados Unidos y los crecientes conflictos geopolíticos que afectan a los mercados internacionales.
A pesar de haber mantenido una relativa estabilidad en las semanas anteriores, el peso ha mostrado vulnerabilidad ante factores externos. Uno de los principales factores que afectó la divisa fue la publicación de datos inflacionarios en EE. UU., lo que fortaleció al dólar frente a otras monedas. Además, los recientes anuncios de la Reserva Federal sobre posibles alzas en las tasas de interés también han generado volatilidad en los mercados emergentes.
Expertos en economía destacan que esta caída podría ser temporal, ya que el Banco de México sigue manteniendo políticas estrictas en materia monetaria. Sin embargo, señalan que es crucial observar el comportamiento del mercado estadounidense, ya que cualquier cambio en su política fiscal o monetaria impacta directamente en la moneda mexicana.
En el ámbito local, las reformas económicas en curso y la lenta recuperación postpandemia también han jugado un papel en esta fluctuación. Mientras tanto, las autoridades mexicanas han reiterado su confianza en que el peso recuperará terreno en las próximas semanas.
El comportamiento de la moneda será crucial para las decisiones económicas de corto plazo, y cualquier alteración en los mercados internacionales podría intensificar la volatilidad en México, afectando tanto a los exportadores como a los consumidores nacionales.