CDMX, 22 marzo 2022 (NOTICIASCD.MX / LAMAGDALENAC.COM).- A la par que las capacidades de interacción se vuelven más relevantes, también aparecen las fobias a las redes sociales en dos de cada 10 personas en México, aseguró Raymundo Rubio, Director de Interia, empresa de comunicación y soluciones digitales.
“La aversión a las redes perjudica las carreras profesionales e incluso la vida social de muchos
profesionistas”, refiere Rubio.
Contrario a lo que se supone, “esta renuencia a emplear y ampliar las redes sociales no se limita a determinadas áreas o formaciones laborales. Se trata de una renuencia poco estudiada y que cada
vez repunta. Incluso se asume que se propagó más a raíz del confinamiento de Covid-19”, dijo el directivo de Interia.
La creación de redes hace que algunas personas se sientan moralmente “impuras”, especialmente los trabajadores de base de la pirámide organizacional porque ven la participación en la creación de redes como egoísta.
Tal aversión, llamado factor “ick”, implica una falta de conexión que impacta de manera negativa el rendimiento laboral, dijo el especialista en comunicación.
“Por ejemplo, los abogados que se sienten inadecuados con respecto a las redes, tienen 13% menos horas facturables que sus contrapartes no molestas con las redes”, ejemplifica Rubio.
La fobia o reticencia a las redes aparece cuando las personas abordan a los otros con un enfoque de prevención, mantener un estado de seguridad o de relacionarse como parte de una “obligación”.
Si bien la mayoría presenta una tendencia natural hacia un estilo de promoción o seguridad, esperar lo mejor de la interacción o asumirla con cautela, es posible abordar una situación particular con un enfoque diferente al de las inclinaciones típicas.
Así, “podemos ver la creación de redes, por ejemplo, a través de una lente de prevención, como
un deber profesional, o a través de una lente de promoción, como una forma de lograr los
objetivos de uno”, refiere Raymundo Rubio.
Ahora, cuanto más centradas en la promoción están las personas, tienen menos preocupaciones respecto a las redes y las utilizan más, aseguró Rubio, quien dijo que en la fobia a las redes no es
significativo el género o edad, sino que impacta más a quienes poseen menor nivel jerárquico en las empresas.
“La investigación sugiere que, para aquellos que detestan las reuniones de hora feliz y las
reuniones de empleados, un cambio de actitud podría ser el boleto para una red más grande y una
carrera más productiva”, menciona Rubio.
Ahora, existen dos tipos diferentes de redes: las espontáneas, no intencionales e intencionales y
concertadas. “Sin embargo, ambas parecen interdependientes entre sí”, refiere el vocero de
Interia.
Cuando se asume que la creación de redes puede ayudar a las personas a estar a la altura de sus
más altas aspiraciones existen más posibilidades de que se establezca un networking efectivo y se
amplíe la participación en redes sociales.
“Sin embargo, si se enfoca la creación de redes como una importante obligación profesional, la efectividad en el establecimiento de contactos baja”,
resume Rubio.
Al mismo tiempo, el enfoque de promoción induce a generar más y mejores contactos espontáneos. Se genera una actitud gregaria natural, dice el directivo.
Pensar en la creación de redes como una oportunidad en lugar de una carga, es el mayor
obstáculo que debemos superar. Cuanto más se ven las redes a través de esa lente centrada en la
promoción, es más fácil generar y mantener contactos en el sector económico en el que
participamos, e incluso de otras industrias.
En una era en la que se puso a prueba nuestra creatividad para interactuar con los demás y
generar acuerdos “a distancia”, es claro que la conexión con los otros es una habilidad que
permanecerá por siempre en el ámbito social y laboral, concluyó Rubio.