Por Dana Rodríguez
Ciudad de México, 13 de septiembre de 2025.- Pese a que la jefa de Gobierno anunció que ya se entregan apoyos económicos iniciales a los familiares de las víctimas de la explosión, la realidad en los hospitales revela retrasos, desinformación y una logística ineficiente que ha dejado a muchas familias a la deriva.
Los apoyos, presentados como “solidarios” y destinados a gastos de transporte y alimentación, han sido entregados de forma parcial y sin lineamientos claros. Algunas familias reportan que no han sido contactadas por ningún enlace del Gobierno, a pesar de que se aseguró que cada afectado tendría un servidor público asignado. Otras indican que los montos son simbólicos y no cubren ni una fracción de los gastos que enfrentan.
Si bien se instalaron carpas con comida y áreas para pernoctar fuera de algunos hospitales, la infraestructura es insuficiente para atender la demanda. Los testimonios describen condiciones precarias, hacinamiento y falta de higiene en las zonas habilitadas.
Tampoco se ha establecido un canal claro para acceder al supuesto acompañamiento psicológico y legal que prometieron tanto la jefa de Gobierno como la Fiscalía. La coordinación entre dependencias parece débil, y las acciones llegan tarde, cuando las familias ya han sido expuestas a días de incertidumbre, dolor y abandono institucional.
La narrativa oficial insiste en que el Gobierno capitalino está “totalmente vinculado” con los afectados. Sin embargo, la ausencia de resultados tangibles, la burocracia excesiva y el incumplimiento de compromisos reflejan un enfoque improvisado que ha dejado a las víctimas sin el respaldo efectivo que necesitan.





