Redacción
CDMX, 04 agosto 2025.- A simple vista, el Taller Participativo para el Programa de Ordenación de la ZMVM parece una gran victoria democrática. Se convocó a estudiantes, académicos, diputados y vecinos. Se discutieron problemáticas reales. Sin embargo, persiste una duda incómoda: ¿realmente se está escuchando a la ciudadanía o sólo cumpliendo con un requisito institucional?
La historia reciente de la Ciudad de México está llena de procesos participativos que terminan en frustración. Planes de desarrollo ignorados, consultas no vinculantes, megaproyectos aprobados pese al rechazo vecinal. El PGOT y el Plan General de Desarrollo deben evitar repetir este patrón. Si no, este nuevo esfuerzo se convertirá en otro simulacro de inclusión.
La diputada de Morena, Xóchitl Bravo afirmó que “la participación ciudadana no se genera en oficinas”. Pero si el gobierno no habilita mecanismos claros de seguimiento, evaluación y rendición de cuentas sobre lo que se dice en estos foros, lo que hoy se celebra como apertura será mañana denunciado como maquillaje democrático.
Participar implica ser escuchado con consecuencias. ¿Dónde están los compromisos públicos derivados de este taller? ¿Quién garantiza que las propuestas estudiantiles o vecinales serán tomadas en cuenta? La ZMVM necesita más que foros: necesita voluntad política para ceder el control de su destino a quienes la habitan.