«Si no roban, no hay bronca»
Por HHR
CDMX, 5 octubre 2025.- En la política, los mensajes no siempre se entregan con papel membretado. A veces, vienen disfrazados de advertencias, refranes o frases aparentemente inocentes. Así ocurrió con las declaraciones que hiciera el diputado de Morena, Paulo García, respecto a la designación de Nashiely Ramírez como próxima titular de la Contraloría General de la Ciudad de México.
“A ver, pues creo que fue clarísimo, contundentísimo”, dijo el legislador antes de lanzar una indirecta con nombre y apellido político: los alcaldes de oposición, en particular los del PAN. Les mandó decir, en tono que osciló entre la pedagogía fiscal y la amenaza velada, que “se acabó el país de unos cuantos” y que, si no quieren enfrentar sanciones, “pues no le roben a la gente en sus alcaldías”. Directo, sin tapujos.
Es difícil no leer entre líneas cuando un diputado de Morena habla de justicia y legalidad justo después de anunciar el nombramiento, casi inminente, de la futura contralora. ¿Mensaje de institucionalidad o aviso de cacería? En tiempos donde la línea entre fiscalización y persecución política puede ser tan delgada como una declaración en rueda de prensa, lo dicho por García huele más a advertencia que a cordial bienvenida al Estado de Derecho.
Nashiely Ramírez llega con buenas credenciales y, según la evaluación del Congreso, con el puntaje más alto. Morena ha dejado claro que no se trata de una funcionaria a modo, sino de alguien “autónoma” —aunque vale preguntarse cuánta autonomía real puede tener alguien que es precedida por un mensaje político tan cargado. Si de entrada se sugiere que su función será revisar con lupa las administraciones panistas, ¿qué tan neutral puede mantenerse su trabajo?
La Contraloría debería ser un instrumento de vigilancia técnica, no un brazo de presión política. Que el Congreso se comprometa a no usarla para cazar enemigos debería ser un hecho, no una promesa. Pero cuando los discursos públicos se pintan de sospechas, las garantías suenan más a discurso que a convicción.
El verdadero mensaje aquí no lo dio Nashiely Ramírez —que, por cierto, aún no ha hablado públicamente del alcance de su autonomía— sino el diputado García: el poder observa y no con buenos ojos. Los alcaldes panistas, aludidos sin rodeos, ya recibieron la consigna: si no roban, no hay bronca. ¿Fiscalización o advertencia política? El tiempo, y las auditorías, lo dirán.