Por Dana Rodríguez
CDMX, 01 septiembre 2025.- El alcalde Mauricio Tabe ha convertido una obligación básica de gobierno —tapar baches— en una estrategia de imagen pública. Su campaña “AntibachesMH”, promovida con entusiasmo en medios y redes sociales, está siendo presentada como un gran logro de su gestión, cuando en realidad se trata de una acción tardía, reactiva y altamente mediática.
Acompañado de funcionarios que, según sus propias palabras, “dejaron el escritorio”, Tabe celebró una jornada nocturna en la que se “cerró con broche de oro” la meta de tapar 1,700 baches. Sin embargo, este tipo de montajes refuerzan la percepción de que se prioriza la foto sobre el fondo. La ciudadanía no necesita espectáculos nocturnos de bacheo, sino calles funcionales durante todo el año.
Tabe reconoce que el problema persiste en vialidades primarias y pide a los vecinos seguir reportando baches. Lo que no explica es por qué no existe un sistema eficiente de monitoreo y mantenimiento que detecte estas fallas sin necesidad de esperar a que la ciudadanía haga la denuncia. Esta lógica reactiva perpetúa la precariedad.
Además, hay una omisión preocupante: no se habla de la calidad de las reparaciones ni de su durabilidad. En muchas alcaldías, el bacheo exprés ha resultado en trabajos mal hechos que duran apenas semanas, lo que genera mayor gasto público y una percepción de simulación.
Al final, lo que Tabe presenta como un ejemplo de buena administración, puede ser interpretado como un acto publicitario para ocultar una gestión deficiente en servicios urbanos. El verdadero reto no es tapar baches de emergencia, sino construir una alcaldía con infraestructura funcional, mantenimiento planificado y una visión más allá del corto plazo.