Por Dana Rodríguez
CDMX, 20 de agosto de 2025.– La promesa de justicia para Ximena Guzmán y José Muñoz comienza a desdibujarse conforme pasan los días sin que se logre capturar al autor material de su asesinato. A pesar de los mensajes de unidad entre dependencias y los múltiples cateos realizados, la ausencia del tirador principal es una evidencia clara de la debilidad de la investigación.
Según los informes oficiales, el crimen fue planeado con una precisión quirúrgica. Durante al menos 20 días, los perpetradores realizaron labores de seguimiento, vigilancia y logística para ultimar a los servidores públicos en una de las avenidas más transitadas de la capital. Aun con ese nivel de exposición y preparación, la respuesta del Estado ha sido deficiente.
La Fiscal capitalina, Bertha Alcalde Luján, confirmó que los 13 detenidos están relacionados con tareas de apoyo, como compra de vehículos, vigilancia, y coordinación del escape. Sin embargo, el responsable directo de jalar el gatillo sigue sin rostro, sin nombre y sin ubicación precisa.
La situación es aún más preocupante si se considera que el crimen podría estar relacionado con la función pública de las víctimas. La Fiscalía y la Secretaría de Seguridad admiten que una de las líneas de investigación apunta a su cercanía con la jefa de Gobierno, pero han evitado profundizar, escudándose en que “la investigación sigue abierta”.
Por su parte, el titular de Seguridad, Omar García Harfuch, insistió en que “no se dejará impune este caso”, pero reconoció que el tirador logró escapar a Ecatepec tras el crimen. Pese a esta información, no se ha emitido una ficha oficial del sospechoso ni se han dado a conocer retratos hablados o videos que pudieran ayudar a su localización.
Esta falta de transparencia y contundencia genera dudas legítimas:
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¿Por qué no se ha dado con el asesino material si hay rutas de escape identificadas?
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¿Se está encubriendo a alguien más arriba en la cadena de mando del crimen?
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¿Es la falta de resultados una muestra de incapacidad o de infiltración?
En lugar de justicia, lo que se percibe es una investigación que pierde fuerza, dirección y credibilidad. La ciudadanía sigue esperando que el gobierno responda con hechos, no con promesas. Porque mientras el asesino de Ximena y Pepé siga libre, la impunidad sigue ganando terreno.