Por Arturo Gutiérrez
CDMX, 19 noviembre 2025.- El pleno del Congreso capitalino aprobó este 19 de noviembre la creación de la Medalla al Mérito a la Salud, un reconocimiento dirigido a destacar esfuerzos sobresalientes en áreas tan diversas como atención médica, salud mental, trabajo comunitario, medicina tradicional, docencia e investigación. La iniciativa busca institucionalizar un mecanismo de agradecimiento público que, según sus impulsores, responde a la necesidad de valorar la vocación y el sacrificio de quienes protegen el bienestar de la ciudadanía.
Al presentar el dictamen, el diputado César Emilio Guijosa Hernández (MORENA) resaltó que la propuesta surgió de la diputada Valeria Cruz Flores, quien ha insistido en que el servicio en salud debe considerarse una causa de vida y un componente esencial de la justicia social. Ambos legisladores defendieron la pertinencia del reconocimiento, argumentando que se entregará una sola vez en la legislatura y sin generar costos adicionales.
Pero la discusión sobre la medalla no quedó en la dimensión simbólica. El diputado Jesús Sesma Suárez (PVEM) cuestionó la congruencia normativa del Congreso al recordar el acuerdo aprobado meses atrás para evitar la saturación de galardones oficiales. A su juicio, sumar una nueva medalla sin revisar antes ese listado de 18 reconocimientos supone un retroceso hacia prácticas que el propio Congreso había intentado corregir.
Aunque la mayoría del pleno apoyó el dictamen, la advertencia de Sesma subraya la tensión entre la intención de reconocer a sectores clave de la sociedad y la necesidad de mantener orden administrativo y claridad normativa. La Medalla al Mérito a la Salud se inserta así en un debate mayor sobre cómo y para qué se otorgan los reconocimientos públicos, y si estos logran trascender el protocolo para influir realmente en la cultura institucional y en la valoración social del trabajo sanitario.
Mientras tanto, la legisladora Valeria Cruz insistió en que la medalla busca reforzar la defensa del derecho a la salud en sus dimensiones física, mental y emocional. Para sus impulsores, el galardón es una forma de honrar a quienes dieron, y siguen dando, su vida al cuidado de las y los capitalinos. Para sus críticos, es un recordatorio de que el Congreso debe avanzar con cautela, evitando caer en excesos ceremoniales que opaquen la verdadera rendición de cuentas y la política pública sustantiva.







