Por Dana Rodríguez
CDMX, 12 noviembre 2025.- La comparecencia del titular del titular de la Secretaría de Planeación, Ordenamiento Territorial y Coordinación Metropolitana (METRÓPOLIS), Pablo Enrique Yanes Rizo, ante comisiones del Congrso capitalino también puso sobre la mesa uno de los temas más sensibles: la vivienda y el crecimiento urbano con equidad.
La presidenta de la Comisión de Planeación del Desarrollo, Olivia Garza de los Santos (PAN), señaló que la capital “debe crecer con orden, pero también con dignidad”, y advirtió que los programas de desarrollo deben garantizar servicios básicos, hospitales, escuelas y transporte para los nuevos proyectos habitacionales.
“Necesitamos vivienda en toda la ciudad, pero vivienda que no excluya, que no segregue. El crecimiento sin servicios sólo reproduce desigualdad”, subrayó la legisladora.
En contraste, los diputados de Morena defendieron el avance del modelo de planeación impulsado por el gobierno capitalino. Luis Alberto Chávez García confió en que la experiencia de Yanes Rizo permitirá “construir una ciudad con visión y compromiso”, mientras que Alberto Vanegas Arenas destacó que “la planeación democrática no puede desligarse del territorio ni de las personas”.
El discurso coincide en el diagnóstico, pero la brecha entre el ideal y la realidad se amplía cada año. La vivienda digna es cada vez menos accesible para la mayoría de los capitalinos: de acuerdo con estudios del Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva, el 70% de la oferta habitacional reciente está dirigida a sectores con ingresos medios y altos.
A ello se suma la crisis del agua, los problemas de movilidad y la pérdida de espacios públicos. En ese contexto, hablar de “una CDMX habitable y con identidad” puede sonar ambicioso, pero requiere romper con las inercias de desarrollo desigual que han marcado a la capital durante décadas.
Los desafíos son múltiples: frenar el avance de la gentrificación, garantizar vivienda asequible en zonas con servicios, mejorar la gestión metropolitana del agua y establecer mecanismos reales de participación comunitaria. Sin esos cambios, el modelo de planeación corre el riesgo de convertirse en una narrativa tecnocrática, más que en una herramienta de transformación social.
Al cierre de la sesión, quedó claro que la sustentabilidad, la equidad y la justicia territorial no se construirán sólo desde los programas y los planes, sino desde la capacidad del gobierno capitalino de enfrentar intereses económicos, abrir el debate público y priorizar el derecho a la ciudad sobre la rentabilidad del suelo.







