Por Dana Rodríguez
CDMX, 07 septiembre 2025.- A lo largo de la conferencia ‘Chilanguera’, quedó claro que el discurso oficial del Grupo Parlamentario de Morena está centrado en cerrar filas, aun cuando eso implique negar, ocultar o justificar actos de censura y represión interna.
Paulo García fue interpelado sobre la polémica en torno al despido de Eduardo Cervantes, las críticas internas que este formuló y, particularmente, la coincidencia de que se eliminaran audios críticos del chat de prensa oficial de Morena, en lo que parece ser un intento de borrar evidencia de disenso.
El diputado optó por una postura ambigua, sin condenar la eliminación de contenido ni asumir una defensa del debate interno, limitándose a decir que el movimiento debe cuidarse porque está “bajo asedio constante”. Al presentar las críticas como un riesgo para la imagen del partido, normalizó el silenciamiento de voces incómodas, dejando entrever que en Morena la crítica sólo es válida si se hace en privado y sin incomodar a las cúpulas.
Este episodio profundiza la preocupación sobre el nivel de intolerancia que Morena muestra hacia la crítica interna, especialmente en la Ciudad de México, donde la competencia política se ha intensificado. Lejos de mostrarse como un partido abierto y progresista, el comportamiento del grupo parlamentario y la falta de respuestas claras reflejan un partido cerrado, reacio al escrutinio y cada vez más parecido a las estructuras autoritarias que dice combatir.