Redacción
CDMX, 20 de agosto del 2025.- La Ciudad de México se ha convertido en un ecosistema hostil para el oído humano. Pese a que los niveles de ruido han sido clasificados como insalubres por organismos internacionales, las autoridades locales apenas comienzan a considerar una actualización legal.
El conversatorio “Rumbo a la legislación del ruido con visión ciudadana”, encabezado por la diputada Leonor Otegui, fue un esfuerzo que en el papel suena útil, pero que en los hechos repite el patrón de inacción. La diputada reconoció la gravedad del problema: “Es cada vez más difícil convivir con tantos ruidos”, dijo. Pero sus declaraciones se quedaron en el terreno de la preocupación, sin traducirse en acciones legislativas inmediatas.
Durante el evento, se instalaron 10 mesas de trabajo con 170 participantes entre ciudadanos, académicos y funcionarios. Todos señalaron los mismos problemas: normativas desactualizadas, competencias dispersas, y un Atlas del Ruido inoperante. El legislador Paulo García prometió acompañar la iniciativa legal que saldrá de este foro, afirmando que es momento de actualizar los instrumentos de monitoreo. “Necesitamos recobrar la tranquilidad”, dijo.
No se discutieron sanciones específicas ni mecanismos de denuncia eficaces. Tampoco se planteó cómo se financiará la vigilancia ni cómo se coordinarán las dependencias responsables. El evento careció de una hoja de ruta clara.
Para los ciudadanos que viven al lado de bares ruidosos, avenidas con tráfico pesado o en zonas de obras interminables, la promesa de una ley futura suena hueca. Sin voluntad política ni asignación de recursos, los esfuerzos legislativos seguirán siendo más ruido que acción.