Arturo Gutiérrez R.
CDMX.- La remoción de las estatuas del Che y Fidel no solo representa un conflicto legal o patrimonial; para los vecinos de la alcaldía Cuauhtémoc y el morenista, Víctor Hugo Romo, promoventes de la queja ante la Contraloría, también es una forma de discriminación ideológica. Argumentan que el acto busca borrar símbolos que remiten a la izquierda histórica, en un contexto político cada vez más polarizado.
Víctor Romo afirmó que este acto “violenta la pluralidad y el derecho a la diversidad ideológica”, y criticó el “autoritarismo” con el que se tomó la decisión. Esta acusación cobra mayor peso si se considera que las estatuas conmemoraban un momento histórico documentado: el primer encuentro entre Castro y Guevara en México, en 1955.
La crítica no solo apunta al fondo de la decisión, sino a la forma: la ausencia de consulta, el incumplimiento de la ley, y la nula transparencia en el procedimiento. Un patrón de opacidad que podría extenderse a otros actos de gobierno.